DERRAME DE PETRÓLEO EN EL GOLFO DE MÉXICO: Una alerta ecológica

Publicado: junio 7, 2010 de juesal en Biodiversidad

Una crónica de los hechos

Por Juan Espinoza

Nuevamente el afán del hombre por querer conquistar y apropiarse del todo que en muchos casos rebasan su capacidad para mejorar o sanear su calidad de vida,  esta siendo rebasada por la incontenible naturaleza y es que una de las mayores catástrofes ecológicas ocasionadas por este afán, esta ocurriendo hoy.  Causadas por malas políticas estructurales y  grandes intereses de las compañías petroleras multinacionales como es el caso de British Petroleum (BP), el Golfo de México sufre hoy una de los peores desastres ecológicos.

Y es que el derrame de petróleo ocurrido frente a las costas de Luisiana el pasado 22 de abril ha dejado como resultado una economía sin funcionamiento  y un deterioro ambiental creciente; los hechos ocurrieron cuando un incendio se registró en la plataforma comenzando el 20 de abril después de una explosión que, según Transocean, la cual tiene su sede en Ginebra (Suiza), pudo haber sido causada por una voladura, esto es, un aumento inesperado de la presión que eyectó petróleo en el tope del pozo. Posteriormente la plataforma se hundió dos días después.

La plataforma petrolera fue dañada y en el accidente desaparecieron casi una docena de trabajadores de una plantilla de 126 que se encontraban en el momento de la deflagración, su búsqueda fue suspendida para el 26 de abril.

Posteriormente para la semana siguiente Los técnicos de British Petroleum (BP) intentaron contener el vertido de crudo empleado vehículos robóticos submarinos en la plataforma; el derrame, que cubrió para ese entonces ya unos mil 550 kilómetros cuadrados se encontraba a unos 110 kilómetros de las costas de Misisipi y Alabama, la cual se produjo a menos de un mes de que el presidente Barack Obama, en un cambio de curso desde sus promesas preelectorales, autorizara la exploración por petróleo y gas frente a las costas de EU.

En conferencia de prensa La contraalmirante del Servicio de Guardacostas, Mary Landry, encargada de la operación de socorro y limpieza, dijo: «Hasta ahora no ha habido impacto (del derrame) en las costas.

Nuestra prioridad es el control del pozo mientras el petróleo esté tan lejos de las costas como sea posible»; Landry también explicó que del pozo emergen unos mil barriles diarios de crudo, unos 160.000 litros aproximadamente.

Los intentos de tapar el pozo emergente continuaron y en significante medida el problema se agudizó porque los equipos principales se encontraban a unos mil 500 metros de profundidad en el suelo marino, los esfuerzos iniciales de BP con sus vehículos submarinos operados a control remoto apuntaron a activar un aparato de 450 toneladas en el fondo del mar que debió obturar el pozo. La activación de la válvula se llevó más de 36 horas de trabajo, los intentos, fracasaron.

Posteriormente la opción fue el bombeo de un fluido pesado en un pozo de alivio para impedir que siguiera  fluyendo crudo desde el fondo del Golfo, el cual se quedó únicamente en contemplación futura. Para ese entonces BP movilizó además, 32 naves con las líneas de flotadores y otros equipos adecuados para contener y recoger el crudo, impidiendo que llegara a las costas; a su vez la firma señaló que tuvo listos para su uso unos 380.000 litros de disolvente de petróleo, esto fue casi un tercio del inventario mundial de esos compuestos químicos.

Para el jueves 12 de mayo  las compañías British Petroleum, la mayor extractora de petróleo en el Golfo de México y operadora del yacimiento Macondo, (junto con la plataforma «Deepwater Horizon» de la firma Transocean), la cual tiene una participación del 65 por ciento en la exploración asociado con las empresas petroleras Andarko y Mitsui y relacionadas con el derrame de crudo en el Golfo de México se enfrentaron a una oleada de demandas, mientras que las acciones legales debido al desastre se multiplicaron a mayor velocidad de la que fluye el crudo desde el pozo submarino roto de BP. A su vez cientos de manifestantes protestaron contra las empresas durante “El día nacional de acción contra BP” por su responsabilidad en la catástrofe del derrame de petróleo en el Golfo de México.

Posteriormente pare el miércoles 19 de mayo una parte del petróleo derramado en  el Golfo de México entró en contacto con la corriente submarina  conocida como la «Loop Current», la cual mantuvo en estado de alarma y amenazaba de llevar la marea negra  hasta los cayos de Florida, a su vez en conferencia de prensa los voceros de la  National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) mencionaron que: “sólo trata de una «pequeña porción» del derrame” y que por consiguiente ¿no habría daño mayor?

Por otro lado el Departamento de Estado de EU apuntó que se produjeron conversaciones con el gobierno cubano con el objeto de «mantenerles informados» y «explicarles el movimiento previsto del derrame» de crudo; las autoridades cubanas aun temen que la mancha de crudo pudiese alcanzar los arrecifes coralinos de la isla caribeña, la cual es una de las mejor conservada en todo el Caribe, así como el frágil ecosistema de manglares y zonas de cría de tortugas marinas.

Por ello, funcionarios cubanos siguen manteniendo desde semanas atrás conversaciones de «bajo nivel y carácter técnico» con oceanógrafos estadounidenses.

El derrame ocurrido en el Golfo sigue, pero también las investigaciones y en entrevista para el periódico La Crónica El investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, Alfonso Vázquez Botello, confió en que no habrá afectación directa a los ecosistemas de México  por el derrame de la petrolífera British Petroleum. Debido a que: “las corrientes generales del Golfo de México están apuntando hacia el norte, así que llevan el crudo a Estados Unidos, y no hacia aguas mexicanas”.

También explicó que la expansión del hidrocarburo depende de su densidad (si es ligero o pesado) y de la dinámica oceanográfica, que incluye vientos y radiación solar, dos factores importantes;  y que la mayor parte se presenta en zonas profundas del mar, y no en las costeras, “y la tecnología para controlarlos en áreas profundas aún no está lo suficientemente avanzada” reconoció.

Pese a lo alarmante que resulta un derrame en el océano, dijo, hay técnicas para recuperar el petróleo, tarea que se hace de forma mecánica, con una especie de aspiradoras equipadas en los barcos que recogen el combustible mediante succión y se deposita en tanques.

Abundó que a veces se separa del agua y puede incluso recuperarse, en tanto que otra forma es el uso de dispersantes químicos, aunque advirtió que a veces resultan más contaminantes que el hidrocarburo.

“La quema es la última de las soluciones, porque emite contaminantes, especialmente bióxido de carbono, gas de efecto invernadero, de manera que con esta técnica se limpia el mar, pero se afecta a la atmósfera”, acotó.

También existen bacterias que degradan petróleo, pero se necesitarían grandes cantidades para abatir las dimensiones del derrame. “Con la conjugación de estos métodos, sí puede llegar a controlar el incidente en el Golfo de México, aunque no sabemos cuánto va a durar el proceso”.

El investigador puntualizó que la plataforma petrolífera colapsada el 20 de abril pasado realizaba perforaciones a mil 500 metros de profundidad, lo que complica los trabajos de limpieza.

Lo cierto de todo esto  es que el daño está causado y basta con citar el caso de las últimas investigaciones que se han realizado a lo largo del problema provocado por BP, debido a que autoridades estadounidenses mencionaron el pasado martes 18 de mayo que desde el comienzo del derrame de crudo en el Golfo de México han encontrado 189 animales muertos, aunque no se sabe de momento cuántos de ellos fallecieron como consecuencia del mismo.

Ese total incluye 154 tortugas marinas, sobre todo de la especie Kemp, en peligro de extinción, así como 12 delfines y 23 aves migratorias, según explicaron funcionarios de la Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y la Agencia de Pesca y Vida Salvaje en conferencia telefónica.
Barbara Schroeder, funcionaria de NOAA, explicó que las necropsias, no han detectado restos de petróleo en las tortugas marinas.

Aun así, su muerte podría estar relacionada con la ingestión de los químicos dispersantes para fraccionar el crudo en partículas pequeñas e impedir que este flote en la superficie de los cuales se han aplicado de forma masiva desde el inicio del derrame.

El derrame, que comenzó el 20 de abril tras la explosión de una plataforma petrolífera, amenaza también a multitud de aves marinas como los pelícanos marrones y al rededor de dos mil kilómetros cuadrados de manglares de Luisiana, Texas y el sur de Florida críticos para el equilibrio del frágil ecosistema de la zona.

Los datos oficiales indican que cada día se derraman unos 800 mil litros de petróleo al mar, aunque científicos independientes estiman que la cifra podría ser hasta diez veces mayor.

“A si es como de un pequeño salto para el hombre pero un gran problema para la humanidad” logra convertirse un pequeño afán de conquista y apropiación del todo, sin dejar de lado en el momento preciso el: “somos humanos, y podemos equivocarnos”. Así lo informa y admite la empresa British Petroleum el martes 25 de mayo ante la cadena NBC.

El director de Operaciones de British Petroleum (BP), Doug Suttles, a cargo de la lucha contra el derrame de crudo en el Golfo de México, reconoció ayer la frustración que existe por su incapacidad para taponar el derrame, el cual lleva un mes fuera de control.

El siguiente paso fue taponar con cemento y arcilla pesada la grieta del pozo de petróleo a mil 500 metros de profundidad, así lo dijo Tony Hayward, consejero delegado de British Petroleum (BP), mencionando que las probabilidades de éxito de la operación rondan 70 por ciento, aunque recordó, que “nunca se ha intentado” una operación de ese tipo de profundidad.

Hayward, que recibió duras críticas por decir recientemente en una entrevista que el impacto ecológico del derrame sería probablemente “muy, muy modesto”, prometió que su empresa limpiará “hasta la última gota” del petróleo en la costa.

La marea negra no ha cesado su paso y continúa hacia al sur de Luisiana a donde ha llegado ya,  fruto del incontenible vertido en el Golfo de México.

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